miércoles, 22 de abril de 2015

Jeu 2015 - Día 1

¡Jeu para rato!

Gustavo Menéndez (UNL), Alejandro Villar (UNQ), Gonzalo Álvarez (UBA) y Diego Barros (Fundación El Libro)
Una apertura cálida y desacartonada, que se inició con un “¡Se agrandó la familia!” --en relación con la sorprendente cantidad de inscriptos de este año--, dio el puntapié inicial de la quinta edición de las Jeu.
Las autoridades destacaron la continuidad (“continuidad rica, no aburrida”) y la consolidación de este proyecto orientado a la profesionalización del sector, que no quita especificidad a las identidades locales de las editoriales participantes, y que se ha fortalecido gracias al convenio firmado entre las tres universidades organizadoras.

Las Jeu, dijeron sus organizadores, son un espacio para reflexionar, debatir y socializar experiencias editoriales con un sentido de cooperación, en el marco de las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro de Buenos Aires. Como “somos básicamente disconformes y nos gusta debatir”, describió Menéndez, “tenemos Jeu para rato”.


El editor como DJ
Margarita Valencia

En la conferencia inaugural, Margarita Valencia arremetió contra Umberto Eco y los discursos que se horrorizan ante el supuesto fin del libro y confunden soporte y texto. “Lo que nos interesa como editores es generar una relación entre el texto y los lectores, no entre el libro y las sociedades”. El soporte es secundario respecto del objetivo de toda editorial, llegar a los lectores: “Un texto, una obra, es una construcción mental hecha de palabras, que puede asumir muchas formas físicas”.

La editora colombiana propuso que las editoriales universitarias recuperen la figura del editor que nació con el humanismo, vinculado al surgimiento de las universidades y sus nuevos lectores. Esto significa reivindicar la principal fortaleza de las editoriales universitarias: estar inmersas en la comunidad lectora que debe guiar la construcción de su catálogo.

El rol de las editoriales universitarias, para Valencia, siempre ha sido hacerse cargo de la tradición, publicar ambiciosas investigaciones, aparatos críticos y textos específicos, de los que no se ocupan las editoriales generales. Tradicionalmente el libro ha sido la forma que mejor se ha prestado para estos objetivos perdurables en el tiempo, mientras que las revistas académicas que publican investigaciones han asumido la vanguardia de la publicación digital, pero con las características y objetivos propios de estas publicaciones, como servir al posicionamiento académico, entre otros. La propuesta implícita es que las editoriales universitarias se apropien de las nuevas formas de circulación de la información sin perder su rol originario y, sobre todo, sin olvidar a su comunidad lectora.

Porque, dice Margarita con humor, "un buen editor es como un buen DJ": está atento y conectado con el público que baila en la pista, e intenta interpretar intuitivamente lo que los bailarines necesitan escuchar para seguir bailando. Quizá los de afuera bailen también al ritmo de los de la pista, pero eso es otro cantar.


Planificación editorial, ¿para qué?
César González de Kehrig

¿Tenemos claras las tareas administrativas que los editores universitarios debemos asumir cotidianamente para que funcione nuestra editorial? ¿Diferenciamos gastos y costos? ¿Calculamos la obsolescencia? ¿Para qué nos sirve el escandallo? Estas fueron algunas de las preguntas que rondaron la presentación de César González de Kehrig, ex CEO de Planeta Brasil.

Tratamos de responderlas en pequeños grupos y constatamos que, si bien formamos parte del mismo universo de trabajo, nuestros niveles de información no idénticos ni tampoco la forma en que enfrentamos la estructura del trabajo editorial en toda su dimensión.

La planificación editorial (tanto como el plan de ventas, de marketing y la estimación del presupuesto) constituye una herramienta útil para tomar decisiones administrativas y financieras, controlar nuestro desempeño y evaluar nuestro trabajo. Una buena planificación, según César, debe estar sustentada en el planeamiento estratégico, un sano ejercicio que obliga a conjugar la misión, la visión y los valores de nuestro proyecto editorial con un conocimiento cabal de nuestro entorno país y del entorno competitivo.

A lo largo del taller, y basándose en el modelo de trabajo de Planeta Brasil, González de Kehrig mostró los documentos que forman parte de esa planificación con todos los datos que deben incluirse: información fundamental y adicional del plan editorial, detalle de los costos y de los gastos fijos y variables, hoja de costos y estado de resultados.

Si bien la estructura administrativa y los objetivos de una editorial universitaria difieren de los de una editorial comercial (que debe, entre otras cosas, solventar gastos fijos y obtener ganancias), la planificación editorial es de gran utilidad para maximizar nuestros presupuestos con miras a aumentar y mejorar la calidad de nuestra producción y ampliar la oferta a nuestros lectores.

Reporte: Danay Mariman y Patricia Somoza

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